domingo, diciembre 17, 2006

EVE*
Leopoldo María Panero**


A Mercedes, por el hilo que la une al secreto

Porque hiciste mi gesto eterno supe
que eras la muerte: porque ella sólo podía
amarme si no había
hombres para mí, vivos:
sólo ella podía amarme:
y supe también que tú eras
la muerte, y que me amabas.

El rostro de la Humanidad era
para mí el de nadie: como para ella,
como para ti: eres negra y no quieres
nada de lo que vive y no sabe
hasta morir que te desea.
Y vi a través de ti, cómo surgían
y surgen cabezas de la tierra helada:
cabezas, yelmos, corazas, espadas
es el fruto que cosecha la tierra en este a ño
que tanto recuerda al Último, al siguiente,
y me amaste porque yo lo veía, porque
veía crecer ya en el huerto el fruto
monstruoso que incorporaba en sí
todo dolor e injusticia y desastre

y me dijiste: «He aquí mi primer hijo
yo que nada sabía del ridículo gesto
de nacer» y agregaste:
«Este reirá de todo,
y lo encenagará todo con
el veneno de su risa mortal:
cuando no haya nadie
que recuerde cómo se reía, este reirá»
Y te reíste de mí, como mi madre
al ver que yo había nacido de ella.
Tan inmenso
era el frío en las ciudades
que algunos sabían que no era locura
ni es, creer que caerán sobre mí

o seré yo el que caiga al morir sobre tu cuerpo.

Pero en el frío crecían
seguían creciendo -la peor de las alfombras de césped
los huesos y la carne de los soldados
que crecían sobre la tierra helada. Y me dijiste
«ellos no tendrán miedo, porque están
muertos, lo mismo que tú que me amas,
a mí que soy negra
como la vida e hice una piedra de tu gesto»
Y los muertos brotaban sobre la tierra húmeda
-cabezas, yelmos, corazas y espadas
porque la Muerte se había hecho vida.

Y pregunté
-te pregunté entonces-: «Será mi alma buen
alimento para perros?»

Y contestaste: «no esperes
que ella sirva para otra cosa: aquella
fue creada
y pensada lo mismo que tu cuerpo y huesos para
nutrición de los perros finales -lo mismo
que tu palabra. «Y ¿nada he de esperar?» «Nada»
Y vi como espadas y corazas y yelmos
surgían sobre el campo más yermo.

Y me olvidé.

"Narciso en el acorde último de las flautas" 1979

*(Vida y mujer en hebreo, y en inglés, víspera)
**Poeta, narrador y ensayista español nacido en Madrid en 1948.
Hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano de Juan Luis Panero, también poeta, mostró desde muy pequeño su interés por la poesía. A los dieciseis años, fascinado por la izquierda radical, ingresó al entonces prohibido Partido Comunista, cuya militancia le valió su primera estancia en prisión.
Inició su carrera como poeta de la mano del maestro Pere Gimferrer, sin embargo, su atribulada vida, trastornada por el alcoholismo, la depresión y dos intentos de suicidio antes de cumplir los ventiún años, lo llevaron a la esquizofrenia, manteniéndolo internado por voluntad propia, en un pabellón psiquiátrico donde mantiene vivo su interés por la literatura.
Autor de una importante obra, está considerado como uno de los poetas más importantes de España. Su primer libro «Por el camino de Swan» en 1968, fue el inicio de una cadena de publicaciones entre las que vale la pena destacar «Así se fundó Carnaby Street» 1970, «En Teoría» 1973, «Narciso en el acorde último de las flautas» 1979, «Dioscuros» 1982, «Poemas del manicomio de Mondragón» 1987 y «Heroína y otros poemas» 1992.

Alex W. Levine.-

2 Comments:

Blogger ángel dijo...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

9:01 p. m.  
Blogger ángel dijo...

Ha sido un gusto encontrar tu espacio y, en él, no pocas afinidades literarias.


Saludos...

9:02 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home